jueves, 28 de agosto de 2014

PERSONAL LEARNING ENVIRONMENT (PLE): ¿EL FIN DEL PORTFOLIO?


 PLE de Jon Caballero

Ahora que vislumbramos las infinitas posibilidades de comunicación aplicada al contexto de enseñanza-aprendizaje que nos brinda la red y sus múltiples herramientas, resulta inadecuado pontificar acerca de la identidad digital del docente, puesto que sólo intuimos parte de lo que el futuro nos depara. Ahora bien, sí que podemos al menos constatar la obsolescencia, esta vez no programada, de los diseños que, se supone,  contribuían a la tarea de hacer constancia  del trabajo desarrollado, de la recogida de evidencias sobre las convicciones pedagógicas de uno y de experiencias y proyectos desarrollados en el  aula. Así, es difícil encontrar quien hable todavía del portfolio,  incluso el e-porfolio,  toda vez que la producción digital es multiforme, y todos vamos dejando rastros en las redes sociales, elmicroblogging, los blogs personales o los wikis compartidos. Un vistazo, por ejemplo, al etiquetado de un marcador social  revela la orientación y los intereses de un docente, deja señales sobre los temas preferentes para el mismo y, en abierto, marca el camino para otros, mucho mejor que un puñado de afirmaciones en caso de que estas sean requeridas.
El conocimiento no se encapsula en compartimentos sellados: opinamos, producimos, sumamos ideas, expandimos algunas de ellas en múltiples lugares. En un momento determinado se trata de gestionar todo este flujo caótico por naturaleza, y ahí es donde el portfolio en sus diferentes variantes se ha revelado insuficiente. En su lugar, el  Personal Learning Environment (PLE), más flexible y multifacético, responde mejor a la necesidad de trazar el mapa de lo que somos y hacemos en la esfera digital.
El PLE se configura a partir de nuestra presencia en las comunidades y redes sociales, de los espacios donde producimos y publicamos ideas o experiencias (blogging ymicroblogging, webs, videoblogs, presentaciones, e-books), o donde trabajamos colaborativamente (wikis, docs). Comprende también nuestra personal búsqueda y gestión de la información (marcadores sociales, sindicación de contenidos, escritorios virtuales…).
El PLE, revela nuestra identidad digital: responde a los otros que se preguntan  quién soy yo, qué me interesa, cuál es mi perfil académico-profesional, o  qué quiero mostrar de mi. También contribuye a perfilar nuestra competencia docente: qué produzco, con quién lo comparto, cómo organizo los materiales, qué información me interesa y cómo la gestiono, de quién aprendo, qué herramientas domino, entre otros aspectos. Desde mi PLE, como afirmaba una portada de la revista Time, yo soy la persona del año: protagonizo y controlo mi proceso de aprendizaje y me promociono en mi tarea docente. Y es que las fronteras entre el que enseña y el que aprende se diluyen en cierto modo cuando hablamos de coordenadas académicas 2.0.

Al final del camino, deberíamos encontrarnos con una declaración  de lo que supone la competencia digital del profesor de lenguas extranjeras. Así, el profesor competente cumplirá al menos tres requisitos:

  • será el constructor de su PLE y ayudará a los aprendientes a construir el suyo 
  • conocerá las herramientas TIC, o mejor TAC( Tecnologías del Aprendizaje y la Información) que tienen que ver con el desarrollo de las destrezas lingüísticas 
  • y será usuario de las herramientas X.0 (póngase en lugar de X el número que se quiera a partir del 2), propiciatorias, por su propia naturaleza, de la comunicación.
Será obligatorio añadir a la exposición de nuestros mejores proyectos toda esta información digital. Adiós, pues, al portafolio tradicional, y bienvenido el PLE. Por el momento…

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